martes, 25 de mayo de 2010

23.05.10 CABRERÈS 2010- por José A.Molina

Llamadme Pro-balín
4:17… Normalmente es la hora que me suelo levantar todos los días y jamás lo había hecho de un salto. Llevaba tiempo pensando en mi primera pedalada y no podía llegar tarde a la cita. El día anterior dejé preparado todos mis bártulos y me acordé de mi señora esposa cuando me recriminaba que tenía mas accesorios que la “Stacy Malibú”. Una vez cargado el coche con todos mis enseres de “supervivencia” y mi amiga Orbea, recorrí las calles desiertas de La Llagosta hasta el lugar donde me esperaban mis compañeros de fatigas. -¡Buenos días señores…, señora!-. Francisco Javier Gata, su esposa Sandra Fernández y el gran jefe de filas de las venerables balas rojas (y recientemente fichado por los balines como Pro-balín) Alberto Fernández. La pérdida de los tickets del almuerzo y los maillots preocupaban a este, ya que el día anterior se hizo el camino hasta el pueblo de Els esquirols multiplicado por 4. Ida y vuelta a por los dorsales, y 2 más para reclamar la pérdida de los tickets. Sin mas nos decidimos a emprender la marcha. Alberto y Sandra iban juntos en su furgoneta y Kiko y yo fuimos en mi coche. Cuando pasamos por la puerta del campo de futbol vimos que allí había una persona sentada en la puerta. Cuando conseguimos distinguirla, nos dimos cuenta que era Nuria Isabel. Desde las 4:30 estaba allí esperando y todavía no había aparecido nadie. Sin mas le dijimos q se viniera con nosotros que había un hueco. Así que cargamos su equipación y nos fuimos al cabrerés. Un camino muy ameno por la conversación y las risas que me brinda mi copiloto.
Cuando llegamos no tardamos en encontrarnos a otros locos. El “presi” David Pedrola, Miguel Rodríguez “el maestro”, los primos Quiñones los cuales hicieron el camino con nosotros sin saberlo, el cocinero en casa, Álvaro Brun, Xavi Romero, Cristian Fe, Paco Carri, Rafel Bartolot y demás compañeros. Después del paseíllo de rigor hasta la zona de dorsales para poder hacernos con los tickets extraviados, (con éxito y alivio sobretodo para Alberto). Nos dirigimos al bar para poder degustar los “cafeses”, pastas, cortados y algún trago del carajillo equivocado por parte del compañero Carri. El día pintaba nublado, pero a ninguno de los allí presentes nos parecía importar ni la poca visibilidad, ni la humedad, ni el frío. Todo el mundo estaba deseoso de escuchar la bocina de salida. Unas ultimas fotos antes de empezar la pedalada y sin mas un claxon que invitaba a comenzar a pegarle a los pedales, sonó. -¡¡Joder como van esos!!- Pensé cuando vi a los primeros salir. Parecía que les iban a cerrar los caminos. Con el sonido de las llamaradas del globo aerostatito comenzamos a rodar. Los primeros metros presagiaban la tónica de la carrera. La primera subida… pura piedra.
Las balas rojas volaban. Ostras como suben estos fenómenos. No tardé en perderlos de vista. Gran parte de la carrera estuve solo ya que por delante iban ellos y por detrás mío se encontraban: Kiko, Sandra, Alberto y Miguel.
Viendo lo que iba a suceder durante gran parte de la pedalada, (muchísima gente, barro, humedad, prisas incomprensibles por parte de algún desesperado…) decidí disfrutar de los paisajes, de la niebla que envolvía el entorno, de esas gotas q me caían de la visera del casco, de los grandes “bikers” que allí conocí, de la sensación de estar compitiendo, de poder ver el compañerismo que despierta este deporte y por que no, del dolor en ocasiones. Una vez llegué a la cima, mi esfuerzo se vio recompensado con uno de los paisajes mas bonitos q he visto. -¡estoy encima de las nubes!- Pensé. Primer avituallamiento, agua y naranja. Pero que buenas estaban esas naranjas. Me supieron a gloria. Unos minutos mas tarde y habiendo descansado un poco, veo llegar a kiko y compañía. Los cuales continúan el camino sin parar a repostar energías. Comencé de nuevo a rodar y no tardé en volverme a encontrar solo entre la gente. Mucho cachondeo fue lo que percibí. Collons, Collons!!! Q risas me pegué con el grupo que estaba. La última subida antes de llegar a la zona del almuerzo me pareció de infarto, aunque la superé sin más problemas. La recompensa por acabar la mitad del recorrido corto fue barra libre de vino, agua, zumos varios y un bocadillo de butifarra.
Un rato tirado en la fresca hierba con mi bocadillo, mi zumito y esos rayos de sol que ya comenzaban a picar, fue suficiente para hacerme entender, que aquel esfuerzo que estaba haciendo, SI merecía la pena. Que bien me sentía. Al rato de llegar Kiko, Sandra y Alberto, y estar charlando tranquilamente, Vi a lo lejos llegar a Miguel.- ¡Migueeel!- grité. Cuado me acerqué, su cara era un poema. La perdida de las gafas fue un severo infortunio que le hizo ir sufriendo durante toda la salida. Cuando ya habíamos repuesto energías e intercambiado impresiones, salimos con ganas de ver lo que el camino no deparaba. Más barro, bajadas divertidas y más cachondeo. Un agujero en el camino se le cruzó a Sandra y con un triple mortal por encima del manillar digno de Jackie Chan, hizo q esta aterrizara dejándola tocada para el resto de la pedalada. Unos minutos mas tarde y tras cerciorarnos de que ni ella ni la bicicleta iban a abandonar la ruta, continuamos dirección meta. Me desmarqué de ellos, unos metros mas abajo. Cuando me di cuenta, decidí esperarlos bajo un chopo en medio de una pequeña carretera. Cuando llegaron, las bajas que iban a provocar Sandra por culpa de otra caída y Miguel por culpa de la perdida de sus gafas y la rotura de su freno delantero, hicieron que la ruta la termináramos Alberto y yo, ya q Kiko decidió acompañarlos por la carretera hasta el final. Es en este tramo es donde Alberto realmente me demuestra quien es. Como le da a los pedales este grandísimo biker. Los últimos 6 kilómetros de pedalada, a mi entender fueron los mas bellos de todos. Unos paisajes preciosos, unos bosques encantadores, un olor a naturaleza impresionante, y un sonido a agua desbocada hipnótico. Las ultimas bajadas un tanto técnicas, y el remojón que nos damos en los pies al pasar por el ultimo río, no nos importa lo mas mínimo. Ascendiendo de nuevo por el sendero entre el follaje, música lejana nos hace entender que el trayecto está llegando a su fin, no me equivoqué. Otra vez me encontré en medio de la multitud buscando, con éxito, a mis compañeros. Estaban todos en buenas condiciones. A Sandra le hicieron unas curas en la Cruz Roja sin mayor importancia y el resto estaban ya reposando. Maillot, refrigerio, unas pataticas… Ya había terminado mi primera Cabrerés. Dos días mas tarde que es cuando he terminado esta crónica recuerdo ese día como algo extraordinario, un gesta, un… no se. Bravo a los organizadores y Bravo a los que ese día hicieron que al menos yo me sintiera como uno mas. BRAVO!! José A. Molina

4 comentarios:

  1. Enhorabuena campeón!!!!
    Seguro que habrá más Cabrerès para disfrutar de este gran deporte de la BTT.
    Muy buena la crónica.
    Un saludo.

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  2. Fenomenal crónica, y esta experiencia espero que no sea la ultima, tenemos que disfrutar muchas mas.

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  3. Me ha encantado, me gusta verte feliz y contento, espero disfrutar contigo en tu próxima crónica. Besos Carmen

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  4. Por fin he leído tu crónica y me parece extraordinaria, si mas no el entusiasmo y la pasión ke le pones siempre a las cosas.Enhorabuena campeón je,je!

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